Nietzsche y los fascistas * Por Georges Bataille

El judío Judas traicionó a Jesús por una suma de dinero nimia: después de eso, se colgó. La traición de los familiares de Nietzsche no tuvo la consecuencia brutal que tuvo la de Judas, pero resume y termina de volver intolerable el conjunto de traiciones que deforman la enseñanza de Nietzsche

Aysén y los problemas nacionales

Mario Domínguez C. La significativa posición que el conflicto desatado en la región de Aysén ha ido tomando en la escena contemporánea es digna de presentarse como una paradoja de la vida nacional.

Bajo los velos del Neoconservadurismo Farandulero: el rol femenino en el Chile convulsionado

Basta prender el televisor para satisfacer el consumo experiencial de las sociedades occidentales, el juego de roles y el morbo boyerista de describir a un otro lejano siguen siendo los pasatiempos preferidos del turismo de la alteridad. Desde CNN se observa con horror como sociedades musulmanas criminalizan mujeres por atentar contra el orden religioso descrito en el Corán.

Violeta Parra y una Identidad Bicentenaria. Fernando Quilodrán.

Sólo 50 años estuvo entre nosotros Violeta Parra, tal vez el medio siglo más intenso de nuestra historia.

"Pequeña historia de la fotografía". Walter Benjamin.

Excelente texto de Walter Benjamin desde el cual podemos dilucidar no solo una reflexión estética, sino una crítica descarnada del progreso moderno y del desarrollo técnico del las sociedades capitalistas, un motivo para dar cuenta de la tragedia moderna y sus vicisitudes en la vida contemporánea.

lunes, 23 de julio de 2012

El Amigo Piedra o Pablo De Rokha

EL AMIGO PIEDRA O

PABLO DE ROKHA



Unos van, otros vienen
Yo soy una piedra en el camino
Ejo Takata



Pablo, el querido Pablo, que se esmeraba en insultar a los congéneres cuando fuere necesario. Y si se bautizó Pablo no fue por evocarle la fama sonambulina y capitanera del otro Pablo. En efecto, Pablo es del género, del Pablo de los Pablos; el de la bíblia, del pescador incrédulo, pero nunca infiel. Y de Rokha, está demás resaltar su evidencia, sólo señalar que la kh es la mixtura linguistica alemana que le proporciona el tronadero de roqueríos incesantes, y la dureza que ya de hecho abunda y crepita con sólo contemplarle las facciones del rostro. Pablo de Rokha, el eremita que vuelve a su hogar sin dejar de serlo. O el que nunca ha abandonado a nadie y que no deja de estar en soledad. Carlos Diaz Loyola es el que respira y dejó de respirar; el poeta es el que aún baila entre zancadillas con el diablo alrededor del orificio supremo del volcán dionisiaco; ese es el Amigo de Piedra.



Documental "Pablo de Rokha. El Amigo Piedra" from LaCresta Producciones on Vimeo.

jueves, 12 de julio de 2012

Parral, 12 de julio de 1904. Natalicio de Neftalí Reyes Basoalto: Canto General.

PABLO NERUDA

CANTO GENERAL

(APARCOA)


"En mi Canto general he explicado cómo el conquistador Pizarro encadenó al Inca en una habitación, en un palacio de su reino. Allí le anunció que lo mataría. Sería ajusticiado dentro de pocas semanas. Lo degollaría como un cordero sacrificial, como esclavo destinado al martirio, en el patio mayor de su propio palacio, ante todos sus príncipes, sus capitanes y sus sacerdotes, sus mujeres, sus hijos y sus músicos. A menos que -le dijo el conquistador- sus súbditos le trajesen, de todas sus remotas y apartadas posesiones, todo el oro del Perú. Pero, ¿cuánto, cuánto? le preguntó el Inca volviendo sus inocentes ojos a los de su carcelero. "
Pablo Neruda.


CANTO GENERAL - PABLO NERUDA - APARCOA from JESÚS ALBERTO ARBELÁEZ ARCE on Vimeo.

tomado de: neruda.uchile.cl/cantogeneral/cuadernos/1.html

lunes, 9 de julio de 2012

José Carlos Mariátegui: "El crepusculo de la civilización".

EL CREPUSCULO DE LA CIVILIZACIÓN1

Máximo Gorki, en un emocionante articulo, nos hablaba hace poco del "fin de Europa". Y esta no es una frase de literato. Es una realidad histórica. Estamos asistiendo, verdaderamente, al fin de esta civilización. Y, como esta civilización es esencialmente europea, su fin es, en cierto modo, el fin de Europa.
Nuestra generación, impregnada todavía de la idea de un progreso siempre ascensional, sin soluciones de continuidad, no puede percibir ni comprender fácilmente esta realidad histórica. No puede alcanzársele que esta civilización, tan potente y tan maravillosa, no sea también infinita e imperecedera. Para ella, esta civilización no es "una civilización", Es "la Civilización" con letra mayúscula.
Pero la filosofía contemporánea roe activamente ese espejismo. Oswald Spengler, uno de los pensadores más originales y sólidos de la Alemania actual, en un libro notable, desarrolla la tesis de que "el fenómeno más importante de la historia humana es el nacer, florecer, declinar y morir de las Culturas". (Spengler no dice Civilizaciones sino Culturas). Toda cultura ha tenido sus características económicas, políticas, estéticas y morales absolutamente propias. Toda cultura se ha alimentado de su propio pensamiento y de su propia fantasía. Toda Cultura, después de un período de apogeo, llenada su misión, ha decaído y perecido. Y toda Cultura, sin embargo, ha tenido como la nuestra, la ilusión de su eternidad. Esta ilusión, por otra parte, ha constituido siempre un elemento moral indispensable de su desarrollo y de su vitalidad. Y, si empieza a flaquear en nuestra Civilización, socavada por el pensamiento relativista, es porque nuestra civilización se aproxima a su ocaso.
Ese es, precisamente, uno de los síntomas de decadencia de esta Cultura. Un síntoma sutil, pero trascendental. Un síntoma expresivo nada menos que de la crisis de las concepciones filosóficas sobre las cuales reposa esta civilización. Otros síntomas, más perceptibles y más inmediatos, son la crisis económica y la crisis política.
Política y económicamente, la sociedad europea ofrece el espectáculo de una sociedad en decadencia. Cada uno de los cuatro años posteriores al armisticio, en vez de aportar la solución de los problemas de la paz, se respiraba en Europa una atmósfera más optimista que ahora. No hay Estado europeo, vencedor o vencido, para el cual la situación no sea hoy peor que hace cuatro años.
Los países vencidos han caído en la ruina, en la postración, en el desorden que todo el mundo contempla. Austria, a consecuencia de la vivisección del antiguo imperio austriaco, mutilada, empobrecida, desangrada, carece de medios de vida. Su anexión a un Estado limítrofe es su única esperanza, su único camino. En Viena reina una miseria apocalíptica. Las gentes perecen de hambre en las calles. Yo he visto caer de inanición a una mujer consumida, espectral. Hungría y Bulgaria disponen de más recursos que Austria para alimentar a su población, pero tienen arruinada su economía y depreciada su moneda. En Budapest mismo, donde no se siente la miseria que en Viena, me han contado que hay gente que no come sino dos veces a la semana. Y Alemania, finalmente, parece amenazada de una miseria análoga. La población alemana ve empobrecerse más cada día su tenor de vida. El presupuesto de las familias de la clase media y de la clase proletaria es un presupuesto de hambre. Las industrias alemanas trabajan, producen y exportan abundantemente a costa de la miseria de sus empleados y obreros. Y la situación de los países vencedores, si no es igualmente desesperada, tampoco tiende a normalizarse. Inglaterra tiene paralizada una parte de su actividad industrial. El número de desocupados asciende casi a dos millones. La cuestión irlandesa sigue prácticamente sin solución. La victoria de los turcos sobre los griegos ha infligido un golpe a la dominación británica en Oriente. Y ha aumentado la amenaza de una insurrección islámica. Francia está agobiada por el déficit de su presupuesto que pasa de quince millones de francos. Como este déficit es cubierto con bonos del tesoro, o sea con créditos internos, la deuda pública francesa crece fantásticamente. El servicio de esta deuda reclamará sumas cada vez mayores que mantendrán el desequilibrio del presupuesto. Y, dentro de este caos hacendario, Francia es solicitada por Inglaterra para iniciar el pago de los intereses de sus deudas de guerra. Francia pretende extraer de Alemania los millares de millones necesarios para la reconstrucción de las provincias devastadas y el convalecimiento de su hacienda. Pero Alemania es insolvente. Su insolvencia aumentará a medida que se aumente la desvalorización del marco. Italia también está económicamente desequilibrada. Su déficit, no obstante las economías inauguradas, es de cinco mil millones de liras y no hay perspectivas de que disminuya. Al contrario, hay perspectivas de una nueva carga fiscal: el servicio de las acreencias de la guerra británicas y americanas. Además, Italia está devorada por la guerra civil. Fascistas y socialistas reviven en las ciudades italianas las luchas medioevales de güelfos y gibelinos. El fascismo se ha sustituido al Estado, en la acción contrarrevolucionaria, y ha acelerado así el desprestigio y la decadencia de éste. Los viejos partidos democráticos hablan de reorganizarse y restaurar la maltrecha autoridad del Estado. Pero el fascismo reclama para sí el gobierno. Y la vieja democracia no puede prescindir de sus servicios. La desmovilización, el desarme del fascismo, traería una inmediata contraofensiva revolucionaria.
De otro lado, la situación de los países vencedores está vinculada a la situación de los países vencidos. La experiencia de los cuatro últimos años prueba que no es posible la coexistencia de una Europa occidental normalizada y restablecida y de una Europa central oprimida y famélica. La unidad económica de Europa se opone a la existencia sincrónica de la normalidad y del caos. El peligro de bancarrota alemana es, por esto, un peligro de bancarrota europea.
Algunos estadistas de la Europa vencedora comprenden esta verdad. Esos estadistas, Nitti, Caillaux, Keynes —en quienes el político prevalece sobre el hombre de estudio—, creen, naturalmente, que aún hay remedio para esta crisis. Pero, mientras sus páginas que describen la crisis son de una clarividencia y de una robustez máximas, sus páginas que señalan las soluciones son las menos seguras y persuasivas. Sus libros dejan la impresión de que tocan la realidad en su parte crítica, pero no en su parte constructiva.
Existe un programa de reconstrucción europea. Es un programa de colaboración y de compromiso, de una parte entre los Estados vencedores y los Estados vencidos y, de otra parte, entre las clases sociales antagónicas. Tiende, en suma, a establecer una transacción entre el viejo orden de, cosas y el orden de cosas naciente. Y, en la intención de algunos de sus patrocinadores, tiende a evitar que una transición brusca de un régimen a otro destruya la riqueza material, el progreso técnico, creados por la sociedad capitalista. A tal programa, se adhieren no sólo los ele­mentos más iluminados de la burguesía sino también los elementos más templados del socialismo, cuya colaboración gubernamental sería necesaria para actuario.
Pero sólo en Inglaterra, que es por excelencia el país de las transformaciones graduales y pacíficas, este programa tiene probabilidades de ser actuado. Francia está todavía muy lejos de él. Lo demuestra claramente el hecho de que el político que lo preconiza, Caillaux, sea aún un político exilado de la política y hasta del territorio francés. Italia está más cercana a esa política. Nitti conserva alguna influencia en el parlamento italiano. Alrededor de un gobierno suyo podrían conjuncionarse los populares y los socialistas de derecha. Pero un gobierno de ésta naturaleza tendría que ser un gobierno antifascista. Un gobierno que provocaría la insurrección del fascismo. Y que, por tanto, no es un gobierno probable. Más chance de influencia en el gobierno tienen por ahora los fascistas, cuyo predominio en la política italiana multiplicaría, evidentemente, los gérmenes de guerra y de desorden en Europa. El fascismo, que aspira a apoderarse del gobierno de Italia, es un movimiento ultra­nacionalista. Su doctrina política no se diferencia de la vieja doctrina liberal sino por su delirante literatura nacionalista.
Y acontece, sobre todo, algo más grave. Que Francia, puesta a elegir entre una hipotética rui­na europea y una segura reconstrucción alemana, opta por la primera. Y es que, como he escrito en un artículo reciente, los estadistas franceses tienen una mentalidad demasiado reaccionaria para aceptar que, por culpa de su política, la civilización capitalista corre peligro de muerte.
Y, en el fondo, tienen razón. No es el imperia­lismo francés lo que hace vacilar a Europa. El imperialismo francés es generado por la decadencia europea. Es un síntoma de la crisis. Y lo es también la imposibilidad en que se hallan las potencias vencedoras de concertarse alrededor de un programa común. Considerando aislada y superficialmente esas dificultades, se piensa que eliminándolas la crisis se solucionaría con facilidad. Pero, experimentalmente se constata que no es posible eliminarla porque son las expresiones, los efectos de la crisis mundial y no las causas de ésta.
El "fin de Europa" aparece, pues, ineluctable. Esta civilización contiene el embrión de una civilización nueva. Y, como todas las civilizaciones, está destinada a extinguirse. El programa de los reformistas —reformistas de la burguesía y reformistas del socialismo— es detener su ruina mediante un compromiso entre la sociedad vieja y la sociedad nueva. (Esta es otra manifestación de la decadencia y de la decrepitud de la suciedad vieja. Un régimen que pacta con la revolución es un régimen que se siente vencido por ella).
Pero antes de que la sociedad nueva se organice, la quiebra de la sociedad actual precipitará a la humanidad en una era oscura y caótica. Así como se ha apagado Viena, festiva luz de la Europa de avant-guerre, se apagará más tarde Berlín. Se apagarán Milán, París y Londres. Y, último y grande foco de esta .civilización, se apagará Nueva York. La antorcha de la estatua de la Libertad será la última luz de la civilización capitalista, de la civilización de los rascacielos, de las usinas, de los trusts, de los bancos, de los cabarets y del jazz band.



NOTA:

1 Publicado en Variedades: Lima, 16 de Diciembre de 1922.

Tomado de:  Patria Roja. Org

lunes, 2 de julio de 2012

"El martir de fuego", a 26 años de su asesinato. Documental: "La ciudad de los fotógrafos" (2006)

RECORDAMOS A RODRIGO ROJAS DENEGRI

El Movimiento Generación 80 (G-80), los pobladores de Los Nogales y La Palma, los familiares de ejecutados políticos, fotógrafos, militantes comunistas recuerdan este domingo 2 de julio a las 12 hrs en Veteranos del 79 con General Velásquez a Rodrigo Rojas, joven fotógrafo asesinado al inicio de la Protesta del 2 y 3 de Julio de 1986.

Cerca de las 10:30 sonó el teléfono en casa de Carmen Gloria Quintana. La alcaldesa de Quilicura, Ana María Ried, notificó a la familia que los muchachos fueron encontrados en el camino a Quilicura. Estaban quemados. A la familia de Carmen Gloria se les devolvieron los aros y el anillo que llevaba. Estaban negros. Quemados.

Carmen Gloria permanece en estado grave, con el 62% de su cuerpo quemado, en el Hospital del Trabajador. De 19 años, la estudiante de segundo semestre de Ingeniería Civil Eléctrica de la USACH, y dirigente estudiantil de su curso, deberá permanecer un largo tiempo en el centro asistencial (sí es que se salva), debido a las graves quemaduras que sufrió. Tal vez nunca quede absolutamente restablecida.

Rodrigo Rojas Denegri murió faltando 5 minutos para las cuatro de la tarde del día domingo 6. El cuerpo del joven fue llevado al Instituto Médico legal para practicarle la autopsia de rigor. Después fue enterrado. Rodrigo llevaba tres meses en Chile. Hijo de madre exiliada, desde 1977, vivió en Estados Unidos, hasta el momento en que decidió conocer su país. Tiene otro hermano pequeño en Norteamérica. Para mantenerse económicamente en Chile, ayudaba en un programa de computación en el departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina Norte de la U. De Chile. Además tomaba fotografías. A General Velázquez fue justamente para eso.

Revista Qué Pasa del 17 al 23 de julio de 1986
Rodrigo Rojas en llamas, ¡Tu voz seguirá viviendo!

A 20 años de tu asesinato, acto de memoria y de futuro

Los días 2 y 3 de Julio de 1986 los luchadores por la Democracia de todo Chile, y particularmente los jóvenes, se movilizaban para participar de la más grande de las Protestas Nacionales contra la Dictadura de Pinochet. El acto de protesta había sido convocado por la Asamblea de la Civilidad, organismo que agrupaba a todos los actores políticos que luchaban contra la Tiranía.

En las poblaciones Los Nogales y La Palma, como en tantos lugares, se preparaban las barricadas que iban a ayudar a paralizar el país. Antes de las 8 de la mañana del miércoles 2 de julio Rodrigo Rojas y Carmen Gloria Quintana, ambos de 19 años, salían de casa de sus familiares movilizándose hacia Avenida General Velásquez. Una patrulla militar los intercepta. La mayoría de sus acompañantes logra evadir la encerrona pero los militares logran detener a Rodrigo y a Carmen Gloria. Luego se sucedió uno de los crímenes más horrendos de la Dictadura: los militares los rocían con bencina y les prenden fuego, y observan cómo ambos jóvenes se queman. Para asegurar la impunidad del crimen los mismos militares los suben a una camioneta y los abandonan camino a Quilicura. Rodrigo muere cuatro días más tarde en la Posta Central producto de las terribles quemaduras que cubrían más del 90% de su cuerpo; Carmen Gloria sobrevive a pesar de que también gran parte de su cuerpo resultó gravemente dañado.

20 años después de este alevoso crimen, familiares de Rodrigo Rojas Denegri y Carmen Gloria Quintana, pobladores de Los Nogales y La Palma, familiares de Ejecutados Políticos, jóvenes estudiantes y pobladores de los 80, fotógrafos profesionales y agrupaciones sociales, queremos conmemorar esta fecha.

Este domingo 2 de julio desde las 10 de la mañana nos encontraremos en el lugar donde fueron quemados Rodrigo y Carmen Gloria, desarrollaremos actividades murales y culturales, una olla común y particularmente a las 12 horas un acto de memoria y recuerdo, pero también de compromiso con los cambios que en nuestra patria aún están pendientes.

Sin el sacrificio de Rodrigo, de Carmen Gloria y de tantos jóvenes en la década de los ’80 no habría sido posible poner fin a la Dictadura. Recordarlos hoy es hacer memoria de que la única manera de producir cambios es con movilización y verdadero compromiso por generarlos, tal como nos han demostrado los jóvenes de hoy, estudiantes secundarios y universitarios.

 Fuente del artículo,: G-80, 27 de Junio de 2006.






"La ciudad de los fotógrafos" (2006)
dirección: Sebastián Moreno.